Pov. Malik Sus ojos ardían entre el deseo y algo más, era una mezcla de miedo con asombro, curiosidad; y aunque quisiera decir que me moría por tocarla de muchas formas, no era algo que fuese a hacer en un futuro cercano. Maldición, quizás tampoco en uno lejano, esto era nuevo para ella, tan nuevo como lo era para mí descubrir que nadie la había tocado de ninguna manera. Ella no había dejado que nadie pusiera sus manos en su cuerpo. Y ahora me estaba permitiendo entrar en esa parte donde solo algunos llegaban. Esa que trae consigo otra serie las situaciones más complejas, donde el calor comenzaba un juego peligroso y todo en mí me invitaba a tocarla. Estaba extasiado, mi corazón danzaba frenético y millones de sensaciones se anudaron en mi estómago mientras trataba de comprender y