Capítulo 10

2221 Words

El silencio sepulcral que se creó entre los dos no fue roto en todo el camino de vuelta. Arturo la deja en su casa y se va sin decir nada. Llega a su rancho donde lo espera Leroy con no muy buena cara. ―¿Qué pasa? ―espeta el ganadero. ―Hay decisiones que tomar, pero claro, ya no se cuenta con el patrón ―reprocha el empleado. ―Ya sé que hay que llevar el ganado a las montañas antes de que empiece el mal tiempo. ―Hay que marcar las reses. ―Claro, claro. ¿Y cuál es el problema? ―Que necesitamos al dueño de las reses, pero claro, él está demasiado ocupado con esa... ―No sigas, Leroy. ―Todavía recuerdo la noche en que dijo que esa mujer se las iba a pagar, y hoy, solo unas semanas más tarde, ella no da un paso sin que usted lo sepa y ande a la siga como un perro detrás de su amo.

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