Al día siguiente Dalia despertó se dio cuenta que abrazada de Elías quien seguía durmiendo sin camisa, se levantó lentamente para no despertarlo y camino al baño para lavarse, cuando salió Elías se levantaba de la cama. “¿Cómo amaneciste?”. Le preguntó él poniéndose las sandalias y la playera. “¡auch!, Tengo resaca”. Se tocó la cabeza y masajeo las sienes. “¿Y tú?”. “No bebí tanto como tú”. Dijo sonriendo. “hasta hablabas en tercera persona”. “¿Tercera persona?”. Dalia frunció el ceño y después una mirada de asombro. ¿Que… ¿Qué fue lo que dije?”. Camino hacia la ventana para esconder su rostro asustado. “Dijiste… Dalia no dijo que tenías unos ojos tan hermosos”. El, la observaba para examinar qué hacía mientras se lo decía. Dalia se detuvo y quedó en shock por un momento, se giró par