XIX Al fin, recibí una carta de Macha. He aquí su contenido: «Mi querido, mi buen amigo: parto con mi padre hacia América, para la exposición. ¡Adiós! Durante muchos días contemplaré el océano… Está tan lejos de Dubechnia, que a nada que pienso en ello siento una impresión de espanto. Es tan lejano, tan inmenso como el cielo, y estoy deseando hallarme en medio de este enorme espacio, respirar el aire marino. Esta idea me embriaga, me vuelve loca de alegría, a tal punto que no puedo por menos de escribir a usted tranquilamente. »Mi querido, mi buen amigo: ¡devuélvame usted lo más pronto posible mi libertad! Rompa usted el hilo que todavía nos une. Sería para mí una gran dicha encontrarle de nuevo; sería para mí un rayo de sol que esclarecería la triste noche de mi vida en vuestra ciudad