Catriel. —Mmmm, que rico Catriel. —sobre mis rodillas me inclino en la mesa buscando mas pan que hice en la mañana. —Voy mejorando, la masa me salió mas blanda, no como Welim pero voy mejorando. —Vas a ver que terminas cocinando como los dioses. —agarra mi mano dándole un beso—. Los dioses bendigan tus manos y tu determinación para aprender a cocinar. —Un día... —comienza a reir porque me emociono cuando me reconoce—. Un día quiero hacerle una carne, una asi, bien sabrosa, ¿recuerda la carne de la cocina general?, cuando cocinaba Abigail. —Si, lo recuerdo. —Pensaba que algún día vayamos a una comida y la vea le pido que me enseñe. —Sabes Catriel, tienes permiso de salir. —¿De verdad?. —eso me deja sorprendida. —Si, tienes permiso de ir a la cocina. —me inclino abrazándolo y le doy
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