Catriel. Con una sonrisa enorme miro como Benjamin le da el primer baño a nuestro hijo, y aunque llora a los gritos me gusta verlo, una mini personita, nunca vi nada igual, si, vi a las demás mujeres con sus hijos, pero ahora que tengo al mío, es una maravilla. —Peeero Tahiel, como lloras hombre. —me paro rapidito cuando lo saca—. Listo, ya pasó. —Debe querer comer. —Si, ya lo cambio y te lo paso, sino, nos sacan del pueblo por tanto llanto. —No sea malo. —Pero aun te amo hijo mío. —voy atrás de él acomodándome en la cama que agradezco como la levantó, me sirve un montón—. Veamos, ya pasó, solo era agua hijo. —me acuesto agarrando su manito viéndolo a la cara, y Benjamin lo cambia—. Permiso Catriel. —Si, —le pone un vestido que es mas practico para cambiarlo—. Aaiisshhh, esta precio