CAPÍTULO ONCE Kate sostenía otra taza de café y esperaba su turno para hablar con Davey Armstrong. Estaba sentada con DeMarco en la sala de conferencias que servía como oficina temporal, observando el vídeo en una televisión montada en la pared, mientras el jefe de policía estaba sentado a la mesa frente a Davey en una adyacente celda de arresto. No había una sala formal de interrogatorios en el Departamento de Policía de la Ciudad de Roanoke, así que Davey estaba en ese momento en una celda de arresto. Todo lo que Kate podía decir era que Davey todavía no hablaba. Contemplaba en la pantalla la figura silenciosa, tratando de encontrar una explicación en su cabeza. —¿Piensas que calza? —preguntó DeMarco. —Tiene la historia para sugerir que podría haber alguna clase de tirantez entre él