—¿Qué? Eso no es cierto… —Afirma Lorena con mucha seguridad. —¿Por qué te mentiría? Al igual que tú y Santiago, Gregory y yo estamos muy enamorados. Es normal que queramos casarnos. —No te creo. —Deja el bolígrafo y la hoja sobre una mesa, para centrarse en ella. —Discúlpame Lorena, pero no necesito que me creas. No es contigo con quien me voy a casar. —Gregory es un hombre que solo se enamora una vez en la vida, y créeme… —La mira de arriba a abajo con desprecio. —Tú no eres ese amor. —¿Y tu sí? —La enfrenta Lucia, que no soportaba lo descarada que era. —Sabes… —Empieza a caminar en círculos, rodeando a Lucia. —Había una mujer, se llamaba igual que tú, incluso se parecía a ti, y era tan tonta como tú. Creía que había encontrado el amor en un hombre que necesitaba más que una chica