Marie escuchaba atenta cada cosa dicha y expuesta con pruebas supuestamente verídicas e irrefutables que en una carpeta había reunido Lee. De haber tenido a Thiago en ese momento allí probablemente le habría pedido que tomara notas de todo aquello que afirmaba Lee. Pero hasta entonces no tanto los detalles de las pruebas, sino la falla en sí, era lo que más se agrandaba en su cabeza con el paso de los segundos. —¿Quién te proporcionó esa información que ahora pones bajo mi conocimiento? —preguntó ella un tanto dudosa y recelosa. Lee había terminado de explicar y se inclinó relajadamente hacia atrás, recostando la espalda de su asiento y encogiéndose de hombros. —Tengo mis informantes —admitió—. Aunque si dudas de mi palabra, puedes investigarlo por tu propia cuenta. Ya cuando