Stacy se había conmovido realmente por las palabras de Chris en aquel entonces, pero todas eran patrañas, pues un demonio nunca dejará de ser malvado. "No quiero entrar y ver la repugnante escena", pensó Stacy y cuando estaba a punto de darse la vuelta y marcharse, una voz profunda y suave vino del interior de la puerta. "¡Señorita Ku, vaya y prepare dos tazas de té!". Era como si el cabrón de Chris tuviera visión de rayos X y la viera a través de la puerta. Stacy lo maldijo en secreto, pero aun así fue a preparar las bebidas para eventualmente, llevarlas a la oficina. "Presidente, aquí está el té...", dijo Stacy, con una extraña sonrisa en el rostro, y tan pronto como terminó de hablar, levantó los ojos y la mujer sentada frente a Chris también volteó a verla. La mano con la