Isaac Evans caminaba sin prisa por los pasillos de su empresa, revisó los correos a través de su celular. Cuando pasó por la recepción pudo escuchar suspiros por parte de algunas mujeres.
—Buenos días Señor Evans —saludó su secretaria.
—Buenos días Susan—respondió secamente ingresando a su oficina.
A pesar que era un joven de 25 años muy atractivo era un hombre serio en el exterior, pero internamente estaba destruido debido a su pasado. Poco después su hermano Iván dos años menor que él y vicepresidente de Publicidades Evans ingresó a su oficina.
—Oye hermano, pronto llegará Aníbal Beltrán para concretar los detalles de sus acciones—le informó Iván.
El señor Beltrán era amigo y socio del padre de ambos hermanos. Él quiere dejar a cargo de sus acciones a uno de sus hijos mientras viaja al extranjero por unos meses.
—Me pregunto a quien dejará a cargo —dijo Isaac en voz alta pensativo.
—Tengo entendido que solo tiene dos hijos. Alberto el que conocimos un par de años atrás y que está viviendo en el extranjero y la segunda es su hija menor que todavía no hemos tenido la oportunidad de conocer—mencionó Iván haciendo memoria.
En ese momento tocaron la puerta de la oficina.
—Señor Evans, el señor Beltrán y compañía están en la sala de juntas—le comunicó Susan.
Ambos se pusieron de pie, se dirigieron a sala de juntas, al entrar reconocieron al señor Beltrán y su lado se encontraba una increíble pelirroja, con un vestido n***o que moldeada bien sus curvas. Ambos hermanos también quedaron embelesados por su belleza.
—Es agradable verlos de nuevo—dijo el señor Beltrán.
—Lo mismo digo— respondió Iván.
—Les presento a mi hija Nathalia. Ella será la representante de mis acciones—mencionó con orgullo.
Nathalia se puso de pie y les estrechó su mano.
—Es un placer conocerlos—pronunció cortésmente.
—El placer es nuestro—respondió Isaac por ambos.
Todos tomaron sus respectivos asientos. Después de una hora ya habían hablado de la parte financiera. Isaac se sentía algo atraído por la pelirroja y no sabia porque.
—Como ya sabrán, estaré de viaje por un largo tiempo, así que necesito que mi hija tenga una oficina aquí para llevar el control de mis acciones — mencionó el señor Beltrán—.Espero que no haya problema.
—Por supuesto, será un placer tener a su hija aquí — le respondió Isaac amablemente —.Enseguida ordeno que le preparen una de las oficinas de este piso—agregó tomando el teléfono para darle la orden a Susan—.Lo que necesite no dude en pedirlo señorita Beltrán—dijo esta vez mirando a la pelirroja—.Me imagino que lo primero que va a necesitar es una secretaria —comentó lo más amable posible.
—Es usted muy amable señor Evans, así es, pero me gustaría hacer yo misma las entrevistas y seleccionar a mi nueva secretaria—respondió ella seriamente.
—De acuerdo, le diré a mi secretaria que coloqué un anuncio a partir de hoy en nuestra página de empleos—le respondió sin dejarla de mirar.
Minutos después el señor Beltrán se despidió de ambos hermanos dejando a su hija en la sala de juntas. Pero Iván se ofreció acompañarlo al ascensor así que Isaac y Nathalia se quedaron solos. Ella se puso de pie y comenzó a recoger un par de hojas, Isaac la seguía con la mirada con algo de curiosidad.
—¿ Pasa algo señor Evans?—preguntó ella sintiendo la mirada constante de Isaac.
Isaac iba ser algo que hace mucho tiempo no hacia y eso era invitar a una mujer a salir. Él por alguna razón se sentía sumamente atraído por la mujer frente a él. Después de tantos años de Soledad su corazón volvió a latir.
—Me preguntaba si tenía planes para mañana en la noche, me gustaría invitarla a una exposición de arte—le respondió —. Puede invitar algún amigo si usted desea—le propuso.
Ella sonrió ante su invitación, lo había observado en toda la reunión. Isaac no solo era atractivo por sus increíbles ojos verdes, ni mucho menos por su cuerpo corpulento. Ella sentía una especie de conexión con él que no entendía muy bien.
—Gracias por su invitación. Creo que llevare a una amiga—respondió ella amablemente.
Isaac se alegró internamente ante su respuesta. Le entregó la dirección y la acompañó a mostrarle lo que sería a partir de hoy su nueva oficina.
—Espero que le guste—le dijo él ingresando con ella al lugar.
—Es perfecto, muchas gracias—contestó.
En ese momento Isaac recordó al hermano de Nathalia
—¿Como esta Alberto? Hace un par de años no lo veo—le preguntó Isaac.
—Él se encuentra muy bien, se está haciendo cargo de la constructora en New York—respondió ella mirando por la ventana donde la ciudad se miraba hermosa.
—Es irónico que solo pude conocer a su hermano años atrás cuando a penas éramos estudiantes y no a usted también—dijo Isaac haciendo memoria que jamás tuvo la oportunidad de conocerla.
Ella al escucharlo se dio media vuelta para verlo.
—Toda mi infancia y adolescencia la pase en Nueva York al contrario de mi hermano, quizás por eso no tuvimos la oportunidad de conocerlos antes—contestó—. Te pido que me tutees, así me sentiría más cómoda —le pidió.
Ambos se miraron por unos segundos en silencio.
—De acuerdo—respondió él con una sonrisa—.Me alegro que nos hayamos conocido y bienvenida a la compañía—dijo cortésmente despidiéndose de ella, no sin antes decirle que podía llamarlo para cualquier cosa que necesitará.
Nathalia lo vio alejarse, volteó de nuevo hacía la ventana y suspiró con pesadez pensando en la verdadera razón por la que acepto venir a un país relativamente nuevo para ella. Solo esperaba que pudiera olvidar todos los malos recuerdos de una vez por todas y comenzar una nueva vida.
Nota de la autora: Mí estilo son las historias cortas. Esta obra la escribi en el 2009. Fueron mis inicios como escritora.