Isaac pasó por Nathalia, quien se miraba muy bella con un vestido color ocre con un escote en la espalda. Salieron del edificio y caminaron hasta llegar al auto de Isaac. Él como todo un caballero le abrió la puerta del pasajero para que ella ingresará. Se dirigieron hacia el centro de la ciudad para cenar, pero antes se estacionó frente a una joyería muy lujosa.
—¿Qué hacemos aquí ?— le preguntó ella algo extrañada.
—Eres mi prometida, por lo tanto debes tener un anillo —le explicó—. Se que no es la manera de hacerlo, pero ya que nuestro compromiso es algo peculiar creo que está sería una buena opción, al menos que tu no quieras tener uno—mencionó para que ella tuviera la última palabra.
Nathalia se extrañó un poco, pero sabía que él tenía razón.
—De acuerdo, vamos a escoger uno—le re
