Lisa estaba frunciendo el ceño a la botella en sus manos y decididamente ignorando el calor corporal de la persona sentada a su derecha. No estaba muy segura de cómo lo había conseguido, pero estaba positivamente segura de que él estaba detrás del hecho de que estaba atrapada en la cabina entre él y Alejandra, incapaz de escapar de su molestamente deliciosa esencia sin hacer un espectáculo de sí misma… como estaba haciendo, ya se había movido tan lejos de él como podía sin aplastarse contra su rubia amiga del otro lado. Su ceño se profundizó y tomó un trago de su cerveza. —¿Sucede algo? —Escuchó que le preguntó silenciosamente mientras levantaba su propia bebida en sus labios. Ella sabía que él no se había girado para encararla, pero podía sentirle estudiándola por el rabillo de su ojo.