Sus palabras y la sensación de su aliento sobre sus labios enviaron un deseo ardiente a través de su cuerpo, y supo que estaba perdida. Dejó que sus propios ojos vagaran hacia su boca antes de cerrarlos. —No te detengas. —Dijo, tan suave que la lluvia casi lo opacaba. Pero él escuchó. Y su reacción fue instantánea. Inclinando su cabeza todavía más atrás, fundió su boca con la de ella, el beso de alguna forma tanto lento como urgente. Él la empujó con cuidado contra el tronco y bajó la mano que estaba tras su cabeza hacia la curva de su cadera para sostener su cuerpo cerca del suyo. Mientras él metía la lengua entre sus labios, ella movió los brazos para enredarlos alrededor de su cuello y se paró en puntillas… y entonces estuvieron pecho contra pecho. Ella podía sentir sus senos desl