—Que frio hace —Murmuró Alison Mason mientras frotaba sus manos sobre sus hombros cubiertos por su albornoz blanco
El silencio reinaba por cada rincón de la antigua casa estilo victoriano en la que habia vivido durante toda su vida, aun podía recordar la voz de su madre en la cocina desde que la habia perdido cuando apenas era una niña con once años y los gritos eufóricos de su padre a la televisión cada vez que ganaba su equipo deportivo favorito, habia pasado tan solo un año desde la muerte de su padre y aun no veia la luz al final del túnel y de eso hace diez años que habia empezado a sumirse en una realidad solitaria y algo oscura, se habia aislado de muchas personas, habia adoptado sin darse cuenta un estilo de vida algo solitario por decisión propia y no habia empezado a sentirlo hasta realmente estarlo
Arrastro sus pies —cubierto por unas cómicas pantuflas de conejo —por el frio suelo de madera, el frio provocaba que su nariz se congelara y ella solo esperaba no congestionarse, apenas estaban a mitad de invierno y las temperaturas estaban por los suelos, vestida con su pijama rosa favorito y su albornoz blanco bajó las escaleras de madera hasta entrar en la pequeña sala de estar, la luz se colaba por las persianas que habia dejado abiertas la noche anterior y esta iluminaba apenas el estilo del lugar, las paredes eran de un color beige que combinaba perfecto con los muebles color mostaza favoritos de su madre, el techo era de anime y hacia contraste con las terminaciones en yeso del rodapié que eran del mismo color blanco, no se molesto en encender las luces y se dirigió hacia la cocina con la intención de prepararse una caliente taza de té que necesitaría para entrar en calor
Alison era amante del clima frio pero era toda una odisea lidiar con sus alergias cuando las temperaturas bajaban
Tomó un pequeña olla de aluminio y vertió un poco de agua del grifo antes de colocarla sobre la estufa, encenderla y esperar a que el agua hirviera para añadir uno de los pequeños sobre de té verde que tenia en la alacena junto al resto de cajitas con varios tipos de te que tendía a coleccionar pues se habia convertido en amante de las bebidas calientes y mientras más naturales fueran mucho mejor
Los colores de toda la casa eran claros y cálidos, su madre solía ser decoradora de interiores y le encantaba decir lo mucho que habia escogido los colores de su hogar, decia que deseaba que cada vez que cruzara la puerta la paz la inundara y que lo habia conseguido gracias a su buen gusto, ella habia decorado cada centímetro de su casa a su gusto, tal como ella quiso, y su padre —su esposo— habia estado encantado de complacerla en todo lo que ella le dijera
Los tres habian entregado mucho amor a su hogar en aquellos tiempos antes de que el cáncer se llevara la vida de su madre y la felicidad de su padre muy lejos, ese día Alison perdió ambos padres porque Jeronme Mason nunca a volvió a ser el mismo a pesar de que siguió haciéndose cargo de su hija de once años y cuidando el recuerdo de su amada esposa
—Pfff —Suspiró ella a medida que se apoyaba sobre el borde de la encimera detrás de ella y su mirada se perdió en el fuego azul de la estufa, permitió a su mente divagar en los dolorosos recuerdos que no la dejaban ni por un segundo
Habia desempeñado el papel de enfermera personal de su padre hasta hace un año con todo el amor que habia en su corazón a pesar de que la tristeza la seguia de cerca desde que todo empezó, el hombre fuerte que la habia criado poco a poco empezaba desvanecerse debido a una enfermada cardiaca, su presión se habia descontrolado demasiadas veces después de la muerte de su esposa, justo en el momento en que Alison planeaba empezar su estudios como diseñadora en Paris, el cual habia sido su sueño desde niña pero que tuvo que dejar ir por dedicarse a cuidar a su padre, ambos estaban llenos de esperanzas de que muy pronto su salud mejoraría pero a medida que pasaba el tiempo ocurría lo contrario y no tardaron en dejar de buscar nuevas opiniones medicas, tampoco contaban con la mejor economía del mundo, con dieciocho años tuvo que dejar sus sueños para empezar a buscar trabajo, lamentablemente ninguno era suficiente para costear tratamientos más avanzados para su padre, luego de darle las buenas noches como siempre hacia, Alison habia llorado sola en su habitación y rezado con toda sus fuerzas para que todo fuera un pesadilla, para que su padre jamás la dejara… Y el resultado aun asi fue inevitable
Jamás olvidaría la mirada triste y perdida en los ojos de Jeronme Mason, ella no sabría decir si era el peso de su destino, la muerte que se cernía imparable cada día sobre él o si lo atormentaba el recuerdo de la mujer que amaba y que ya no estaba consigo, Alison hizo de todo por darle unos años agradables, tranquilos y libres de estrés a su padre, siempre diciéndole que todo estaba bien aun cuando las bolsas en sus ojos se oscurecían cada vez más, cuando todo su cuerpo se quejaba del agotador día por matarse horas extras en diferentes trabajos, aun asi le ofrecía una sonrisa tranquilizadoras y se sentaba a su lado a platicarle sobre los acontecimientos de su día omitiendo las partes agotadoras para que no se preocupara
Habia cuidado cada detalle… Aun asi nada habia sido suficiente
A pesar de los medicamentos y las constantes visitas al médico, ningún doctor habia sabido explicar el motivo del deterioro continuo de su padre ya que estaba cumpliendo con todos los cuidados al pie de la letra, ella solo queria ver algo que indicara que estaría más tiempo a su lado, un rayito de esperanza en toda esa agónica oscuridad, los médicos no tenían respuestas y muchas veces ella habia tenido el repentino pensamiento de que su padre simplemente queria reunirse con su esposa, nunca hablaron del tema pero no podía esperar menos siendo testigo del inmenso amor que sus padres se tenian, él perdió a su compañera de vida, Alison solo podía imaginar el dolor que suponía respirar un dia más sin la mujer que tanto amaba
Para ella su padre habia muerto de tristeza
Casi parecía algo absurdo y es que no deja de ser impresionante lo mucho que las emociones pueden afectar la salud física de una persona hasta el punto de acabar lentamente con su existencia, la tristeza que estos sienten bien podía compararla con un cáncer y es que los pacientes con esa enfermedad incurable solo con saber el diagnostico empezaban a sucumbir ante el inminente destino, el proceso es lento, ambos son dolorosos, totalmente difíciles de soportar y al final el resultado era el mismo.
La implacable muerte.
El sonido de la estufa llamó su atención y entonces notó lo mucho que el agua se habia reducido y juró por lo bajo antes de apagar el fuego y añadir la pequeña bolsita de té que muy pronto libero sus componentes tiñendo el agua de color verde y procedió a verterlo en una taza de porcelana blanca
Con la taza entre sus manos sopló el líquido humeante antes de caminar hacia la sala de estar y tomar asiento en el sofá
Alison suspiró dándole un sorbo al te antes de dejarlo a un lado y cerró los ojos por un segundo intentando disipar los tristes recuerdos que habitaban en su mente, lamentablemente un recuerdo lejano cruzo sus pensamientos en ese momento y sintio al instante como su corazón se contraía en su pecho,
Diez años habian pasado y todavía no habia podido olvidarlo
“¿Qué pasa contigo?” se pregunto asi misma mientras hacia una pequeña mueca y negaba con la cabeza con vehemencia
Se sentia tan ilusa al recordar aquel hombre, más en un momento asi y sin embargo su mente y su corazón desde entonces no hacían más que traerlo de vuelta incluso en sus peores momento, Alison no sabia si era con el único objetivo de distraerla o hacerla sentir mucho peor de lo que ya se sentia
“Pronto volveremos a estar juntos, lo prometo” nadie sabia lo mucho que aquellas palabras la habian ayudado a salir adelante cuando todo empezaba a caerle encima, “Él” era su fortaleza en aquel entonces, su primer amor, el único hombre al que le habia entregado su corazón con tan solo deisiocho años, ahora a sus veintiocho todavía no habia podio eliminarlo por completo de su mente aunque habia hecho lo posible por arrancarlo de su corazón
—No vayas por ahí —Murmuró poniendo los ojos en blanco y dándole otro trago a su bebida cuando empezó a sentir aquel vacio de nuevo en su pecho
Ella como un joven chica enamorada habia entregado su corazón y su amor a manos llenas, desde luego que era asi, lo supo en el momento en que vio a John con una mujer despampanante colgando de su brazos, el hombre no habia tenido problemas en buscarse una nueva mujer mientras permanecía lejos de Alison en una relación que habia durado casi tres años, lo habia descubierto en una revista en su trabajo y las lagrimas que derramó en el baño habian sido suficientes para dejar todo su organismo libre de una gota de agua, aun asi ella no le reclamo nada, no pudo hacerlo cuando marco su número aquella tarde mientras salía del restaurante donde era camarera con los ojos hinchados de tanto llorar, habia sentido como una manos apretaban su garganta en el momento en que escucho su voz al otro lado de la línea mientras y sostenía la revista en su otra mano
La mujer con la que John estaba no la conocía en lo absoluto pero debia ser modelo por la figura que se gastaba frente a los camarógrafos, incluso su imagen impresa en un pedazo de papel exudaba elegancia y glamur en proporciones sorprendentes, no cavia duda de que junto a su entonces novio ambos parecían la mejor pareja del mundo, se veian maravillosos, seguro pertenecía a la misma clase social que él y es que aunque ellos se habian conocido en el mismo instituto Alison siempre supo de que eran de mundos totalmente distintos
Su relación aunque maravillosa habia sido un secreto del cual solo ellos dos sabían, antes le habia parecido hermoso tener esa felicidad para ella sola, luego de haber descubierto que todo era una fachada todo empezó a perder parte de su encanto
Él siempre fue el chico popular, brillante, con buenos modales y sexi como el infierno y ella tenia el apodo de ser un ratón de biblioteca y ser invisible como el aire
Irónicamente rodeados de un montón de libros viejos y polvorosos fue que ambos se conocieron, lo mas sus ojos se encontraron habia sentido como si las chispas volaran a su alrededor, habia quedado totalmente cautivada por su presencia la cual habia sido difícil de ignorar, John habia sido un hombre culto, amable y encantador pero con una vena seductora imposible de pasar desapercibido, amaba leer y ella también, habia disfrutado de todos los libros que Alison le recomendaba y luego de conocerse siempre se topaban en el mismo lugar hasta volverse amigos
Aunque habian sido primeramente amigos Alison jamás olvidaría la manera en que su corazón se aceleraba cada vez que estaba cerca o el brillo en sus ojos negros al verla, no tardaron mucho en empezar una relación y mucho en darse cuenta de que él era todo lo que quería en su vida
Habia sido una ilusa
Alison frunció el seño al escuchar un auto frenar frente a su casa y lentamente se acerco hacia la ventana observando a través de las persianas el camión de repartidor de correo, un hombre vestido con un camisa y chaqueta azul se acerco hacia su puerta y se agacho pasando por debajo de esta un par de sobres, ella no se movió ni hizo ningún ruido mientras el repartidor retrocedía y regresaba a su vehículo
Hizo una mueca al ver los sobres en el suelo a unos metros de ella, solo podía imaginar de lo que se tratarían y no estaba muy contenta de descubrir su contenido, aun asi pese a eso tomo los sobres de papel entre sus manos y en su camino devuelta al sofá los fue leyendo
“Recibo de luz, del agua, cuentas, cuentas y más cuentas” suspiró abatida pasando al último sobre que llamo su atención, era una carta del banco.
Mientras abría el sobre no pudo dejar te tener una mala sensación en su estomago, como un mal presentimiento y al leer el contenido lo confirmo, las lagrimas se agruparon en sus ojos y no hizo el menor esfuerzo por detenerla mientras se derramaban por sus mejillas
No, no
—Tiene que ser un error —La voz de Alison se quebró mientras dejaba caer el montón de papeles en el suelo, sus manos temblaban y cuando la habitación empezó a dar vueltas tomo asiento rápidamente en el sofá apoyando su rostro en sus rodillas
Si lo que decía el papel era cierto entonces estaba perdida.