Ya en la isla decido hablar con Vero, siento que debo hacerlo. A todas estas había recibido una llamada de Gise que quería hablar conmigo. Era un día para matar dos pájaros de un tiro y como era viernes también tomarme unos tragos. Tengo unos encuentros pendientes con viejos amigos.
Al medio día me encuentro con Gise en el Primar un viejo restaurante a orilla de playa bien discreto, entrañablemente estaba medio sólo, no es raro, pero tampoco común que esté así y menos si es viernes.
Luego de los saludos correspondiente y su molestia por la exagerada piel quemada de Andrea, ella fue al grano, siempre evitando mirarme a los ojos por mucho tiempo.
—Necesito que te ocupes tiempo completo en Panamá, se viene un déficit de stock superior al 40% y tío Luciano no me está dando buenas noticias,
