Ella continuó con los ojos cerrados y con una sonrisa de oreja a oreja estaba contenta, mientras sacaba de la bolsa algunas cosas había comprado y lo colocaba a sus pies en la cama junto con la bolsa. Ella no se había movido así que tomé mi posición sobre ella nuevamente de rodillas sobre sus piernas. Bajé su pijama y su braga juvenil a media pierna dejando al descubierto esas dos perfectas y hermosas nalgas, destapé los dos enemas y los puse a tiro, saqué un lubricante y lo unté en su rosado asterisco, y procedí a meterle el primer enema. —Después que saque el enema aprieta el culito Ok? —Ajamm. Luego metí el otro enema y ella se retorció de ganas de ir al baño, —aguanta— le dije, cuando terminé de vaciar el segundo enema le metí un plug anal pequeño. Ella gimió un poco por el ligero