Cony se suelta de mi amarre y va hasta donde esta Rosita, se arrodilla en la cama y gatea sobre la morena que la ve asustada con los ojos cual huevo frito, siguiendo cada movimiento que la rubia hace.
Con la cara a la altura del pecho Cony baja lentamente y besa uno de los negros pezones de Rosita, que abre la boca y toma grandes y rápidas bocanadas de aire ante la atrevida acción de Cony.
Rosita cierra los ojos y se muerde los labios y se dispone a disfrutar lo que está sintiendo, en como de la boca de Cony una lengua rodea su aureola y golpea al durísimo pezón oscuro. Cuando sus labios se apoderan y lo empieza a chupar, Rosita se retuerce y abre los ojos para mirar como Cony chupa y hala con la succión su pezón estirando el seno firme.
Rosita pone cara de placer sufrido y abre la boca
