Después de almorzar pesadamente nos dispusimos a ver una película todos en la sala raramente incluida Cami que es de poco compartir en familia los domingos, por lo general se va a la playa o a casa de una de sus habituales amigas. A la media hora de película Gise, los suegros, están dormidos, Cami y Vero están casi dormidas. Mi mente malévola no me deja dormir fácilmente así que despierto a Gise que pesadamente despierta y le hago señas de que suba a dormir. Me mira y sonríe malévolamente. Conozco esa mirada, es la mirada de guerra de Gise. Mi pene morcillón como anda últimamente responde a una suave caricia que Gise le da, irguiéndose impetuosamente. Vero no pierde detalle de mi carpa. Y cuando estoy levantándome del sofá con Gise ella me está mirando fijamente. Pienso en dejarle la pue