Deliciosos Orgasmos

792 Words
Sin soltar mi fierro del tallo seguí martillando lentamente ya sobre su apretado anillo. Envalentonado empece a hacer más presión y entonces ella en su entrecortada respiración me sorprendió, cuando empezó a empujar hacia atrás a medida que la punteaba, dándome total permiso de atravesarlo. Su canal era un charco de mis flujos y fácilmente la punta de mi glande estaba acoplada a su apretado anillo que poco a poco empezó a ceder. No sabemos cómo pasó, ni en qué momento entró Gise al baño. Cuando caímos en cuenta ella estaba al lado de Vero mirando hacia el techo, con las manos en sus ojos estirándose los parpados y diciéndole a ella que le corrija una línea debajo del ojo izquierdo que le cuesta hacerla lo más delgada posible, y no quiere dañar el maquillaje. Yo bajo la mirada directamente a los rollos de Vero, con la mano izquierda sobre ellos y la otra agarrando mi tallo dentro de las nalgas de Vero. Suelto mi sexo con una lentitud asombrosa, no quiero hacer un movimiento brusco que llame la atención de Gise, meto el pulgar dentro de la liga del short y empiezo a subirlo arrastrando consigo mi duro sexo que resbala fácilmente dentro del canal trasero de Vero hacia arriba. Vero aprovecha ese momento y se gira hacia su izquierda donde estaba Gise y empieza a corregir la línea del ojo de su hermana mientras esta continúa mira hacia arriba. Yo continúo haciendo mi trabajo lentamente para no interrumpir a Vero y termine rápido para continuar lo que hacíamos cuando Gise se vaya, mi sexo a pesar del susto no pierde fuerza y la yugular de Vero aún se ven latiendo rápidamente. ¡Listo! rápidamente Vero soluciona lo del ojo de Gise y esta sale rápidamente del baño diciéndonos que nos apuremos que ellas ya estaban casi listas. Todos sabemos el tiempo que eso realmente significa incluso Vero, que mirándome a través del espejo vuelve a tomar la posición que teníamos antes de entrar Gise. Ella se inclina hacia adelante apoyando sus manos en el lavamanos y se pone de puntillas y empina su trasero provocando que la toalla nuevamente deje asomar parte de sus nalgas y yo de inmediato libero mi sexo aún empapado en baba del short y lo llevo nuevamente hacia sus abombadas nalgas y vuelvo a meterlo con la misma facilidad de antes hasta toparme con su apretado orificio. Y nuevamente empiezo a puntearlo lento pero con fuerza, la dureza de mi sexo es tal que me duele lo miro y veo solo el glande entre sus abombadas nalgas y se ve descomunal. Pienso por un momento en el daño que le haría en ese momento sin la penetraba, y me empieza a carcomer el remordimiento de que eso sería una barbarie. Así que solo decido puntear nada más. Disfrutar del morbo, alimentar el ego y aupar al pervertido que llevo dentro. Entonces bajo un poco más mi sexo y dejo que resbale entre sus piernas, rozando todo su sexo que por primera vez lo siento y muy húmedo. Ella da un respingo y se agita mucho nuevamente. Sintiendo por primera vez el roce de mi sexo con el suyo, empiezo mi movimiento de cadera, pegando mi pelvis completamente de sus bombas que se sienten muy duras. Ella continua maquillándose, yo casi no coordino lo que hago en su cabeza con los rollos siento que debido a la excitación tan grande estoy a punto de acabar. Sé que se acaba de bañar así que no quiero hacer que tenga que bañar de nuevo, pero después de toda la excitación que tenemos que carajos, ella está completamente encharcada, igual va a tener que lavarse. A ella la excitación la tiene en trance, solo se mira en el espejo con los ojos vidriosos, siento que su cadera se mueve al ritmo que le pide el cuerpo. Tomo mi sexo con una mano y presiono hacia arriba acrecentando el estimulo en su botón y labios por un momento, hasta que lo apunto nuevamente a su anillo ella siente la presión allí y su respiración se acelera espasmódicamente está a punto de tener un orgasmo y el mío en puerta. Presiono el glande y gano milímetros suficientes como descargar mi blanco placer adentro de su anillo. Un chorro tras de otro y su sorpresa de verse inundada hicieron que le estallara un orgasmo que la hizo dejar todo lo que hacía para agarrarse con ambas manos del lavamanos, descubriéndose llena de espasmos en su cuerpo, y ahogando un lastimero gemido entre una de sus manos Cual locura fue, que aún la puerta del baño estaba abierta a sabiendas del peligro que corríamos, fuimos dejando que pasaran los estertores de su orgasmo.
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