—Déjame aclararte algo —continué— No te juzgo y tampoco a Don Guillermo. Fue algo de ustedes que quedó en el pasado y no tengo nada en contra, además creo que es algo muy excitante... Suspiro tan profundo y se dejó echar hacia atrás en su butaca respirando aliviada. La dejé que sea ella que cuando estuviese lista, hablara. —Eres un hijo de puta, ¿sabías? —habló con mejor semblante— ¿eso también te lo dijeron las niñas? —replicó recobrando la postura en la silla. —No, asumí que ese apoyo que ambos le dieron a las niñas, tiene que ver con experiencias propias, conociendo tu abierta mentalidad s****l, no me extrañó y recordando cuando me dijiste que ese hombre antes de mi no valía la pena mencionar, supongo que habría sido él. —¡Por Dios…! No sé como explicarte —Asumiendo ahora la graveda