Salí de la habitación y bajé a las nuestras, ya todos se estaban arreglando, hablé con Cami y le dije como nos íbamos a separar, ella estuvo de acuerdo e incluso que Andrea se fuera con su mamá estuvo también de acuerdo. En la habitación de las niñas no había alegría en su rostro, no había podido aún hablar con ellas, cuando despertaron en la mañana fue para desayunar. Y el desayuno había sido silencioso. —¿Andrea estás lista? —Sí papá. —Bueno ven que voy a hablar contigo —Y subimos al Sundeck. Ella se maravilló al ver el Cayo Coco, era un parque acuático de diversiones gigante en pleno mar. —Te vas a ir con tu hermanos, tu mamá y Alberto al parque, nosotros nos vamos por otro lado. —Ok. —Dijo resignada como si estuviera oyendo su castigo. —¿Por qué esa cara? No es un castigo. —¿No