Cuando nosotros cerramos la puerta de la casa, Mariana y Vanessa se montaron en su auto y salieron para sus casas. A varias cuadras saliendo de la urbanización, vieron la camioneta del suegro en sentido contrario hacia la casa, ellas empezaron a llamar y a llamar al celular de Cami, pero éste estaba abandonado en la piscina, hasta que se cansaron de hacerlo y siguieron su camino, —ya nos enteraremos luego— se dijeron. Gise, había estado llamando a mi celular varias veces en el día, preocupada por mi supuesto malestar estomacal al no presentarme en la playa, pero yo había dejado mi celular en la habitación, también llamó a la casa, pero desde la piscina nunca escuchamos el teléfono, esto hizo que Gise no solo se preocupara y se devolvieran de la playa un poco más temprano de lo normal, ant