Desperté con calor cerca de amanecer, estoy de lado abrazando a Vero en cucharita y tengo a Cami detrás pegada a mí de igual manera. Moví el edredón dando dándole espacio para que se cuele un poco de aire fresco y seguí durmiendo rápidamente.
Me despertaron como a la hora, había que bajar a Maiquetía para tomar el vuelo a la isla. Luego de un café y unas domplinasdulcescon queso blanco, salimos rumbo al aeropuerto.
—¿A que se debió ese recibimiento anoche? —Pregunté cuando ya estábamos sentados en el avión.
—A que en dos días vamos a pasar 15 días con Gise respirándonos en la nuca y creo será muy difícil tener una oportunidad así con ella —respondió Vero.
—Bueno, pero seguramente una que otra noche nos podemos escabullir a un camarote los tres, podemos meterle otra borrachera a Gise y
