Al día siguiente, 24 de diciembre víspera de navidad, después del desayuno comenzó el debate sobre la playa a la que iríamos, habíamos quedado en un acuerdo con Gise el día anterior y ahora se estaba resistiendo, provocando la molestia de algunos. —Habíamos quedado de acuerdo Gise... —le dije. —Sí lo sé, pero es injusto que tengamos que separarnos por sus caprichos, no quiero que los niños se sienta solos o rechazados por no estar todos juntos, si las niñas se quedaran con ellos no tendría problemas. —¡No mamá! es injusto, ya me habías dado permiso de ir —saltó de inmediato Andrea alzando la voz. —Baja la voz si no quieres que de una te quite el permiso —respondió molesta Gise. —Papaaaá —suplicó Andrea mi ayuda. —A ver, aquí nadie va a quitar ningún permiso —dije— ¿Por qué ese cambio