—Alberto realmente lo si... —y de pronto me vi cayendo al piso. De cara al piso, me dije que me lo merecía, si algo nunca debió haber pasado era ese encuentro con Gise, con el fuerte dolor en la parte superior de la cara del lado izquierdo, me levanto algo mareado y me dispongo a enfrentar a Alberto y escuchar lo que tenga que decirme. Cuando me pongo de pie se está alejando hacía la puerta. —¡Alberto espera por favor! Se detiene frente a la puerta. —No hay nada de lo que digas que pueda justificar lo que hicieron. —No, no se trata de justificarlo —empecé a sentir que el ojo izquierdo me latía. —¿Entonces de qué se trata? —Aún sin voltear a verme. Quise decir que había sido un error, pero todo lo que no se debe hacer uno lo atribuye a que fue un error para buscar redención, sería co