Santiago reía a carcajadas, la policía no daba crédito de la actitud del hombre, afuera todo era un completo caos para él, pero su semblante era más bien el de un psicópata.
—Señor Del Castillo, ¿es consciente de su situación?
—Si, solo espero por mis abogados.
—Es una acusación muy grave.
—Y yo solo espero por mis abogados.
La tropa de abogados era no muy pequeña, más bien se estaba hablando de unas 5 personas entre mujeres y hombres, cada uno atendía un flaco diferente, negocios, vida privada, seguridad, salud y su situación con Fernanda.
Santiago seguía sin saber de ella y aún más difícil, era para él entender porque su castaña estaba en prisión, no tenía idea y la terca de Isadora tampoco quería decirle nada, no solo porque no quería decirle nada, si no porque Isadora estaba mu
