Nada más peligroso que un auto a toda velocidad sin frenos. El choque puede ser fatal para sus ocupantes y el auto simplemente podría perderse por completo. —Buenos días —no había palabras, sólo besos por parte de Fernanda sobre la piel de Santiago y él tenía que decir algo. Había sentido desde el principio cada beso, pero se permitió disfrutarlos para sí mismo, no podía creer que estuviese sucediendo. Era como un sueño y se estaba haciendo realidad, estaba guardando aquello en lo más profundo de su corazón como un tesoro invaluable. Sintió el trasero de Fernanda sobre sus piernas, la chica ya se había subido a su cuerpo y estaba rozando la erección que le daba los buenos días. —Si sigues haciendo eso. —Voy a lograr mi cometido —un casto beso dejó sobre los labios de Santiago qu