Juliana caminaba con paso decidido por los pasillos del consorcio, moviendo el folder con la propuesta entre sus manos temblorosas. Desde que había asumido la responsabilidad de resolver el conflicto de linderos entre la finca de sus padres y la propiedad de Alfredo, sentía una presión constante en sus hombros. Pero hoy, estaba decidida a enfrentar el desafío de frente. Con cada paso, su determinación se reflejaba en la firmeza de su andar. Finalmente llegó a la sala de juntas donde su madre, sus tíos y demás miembros del consejo directivo se hallaban reunidos con Alfredo. El señor Villamizar revisaba algunos documentos con expresión concentrada, mientras que los demás intercambiaban comentarios en voz baja. —Buenos días —expresó Juliana con un suspiro para tranquilizar sus nervios, movi