ADAMO/DEMON Al llegar al casino entré en el estacionamiento privado y me estacioné junto al Mercedes de May. Al bajar del auto sentí mis músculos tensos, pues continuaba inquieto por esas pesadillas. Hice a un lado todo pensamiento que me llevará a ello y me concentre en la reunión que organizó Rosso. Tenía que tener la cabeza fría y enfocarme en el trabajo, más o menos sabía el porqué de su llamado. Brian y yo tuvimos que viajar a Chicago, a cerciorarnos de que la misión haya marchado correctamente, para así poder avanzar con la segunda parte del plan. Sabía que Rosso nos iba a pedir que prosiguiéramos con lo nuestro, pues los malditos Volkov o Lobos como los hacían llamar, tenían que comenzar su guerra contra la mafia italiana. Que ironía, ¿no? Esos putos rusos habían sido aliados