Capítulo 7

953 Words
POV de Kian Me quedé solo después de que todos se fueran de mi oficina. Sé que están enojados y simplemente los dejé estar. Sé que ninguno de ellos lo verá desde mi punto de vista. He estado sentado en mi oficina durante el resto del día y cuando llegó la noche decidí subir a mi habitación y tomar una ducha, necesito algo para apartar mi mente de saber que ella está dentro de los muros del castillo. Cuando salgo de mi oficina, su aroma delicioso me golpea la nariz y todo lo que quiero es entrar en su habitación. Empiezo a acercarme a su cuarto y me detengo afuera. No puedo hacer que me abra la puerta y entre. —¿No puedes alejarte de ella? —la voz de Declan llega a mis oídos y suspiro antes de darme la vuelta y verlo apoyado en la pared. —Sólo quería saber si aún estaba viva —digo y empiezo a subir las escaleras hacia mi cuarto. Escucho cómo él camina detrás de mí y simplemente suspiro, sé que comenzará a discutir conmigo e intentará hacerme cambiar de opinión. Abro la puerta de mi habitación y entro, él cierra la puerta tras de sí. —Ella está viva, pero no por ti. No te entiendo, Kian. Tuvo una segunda oportunidad, compañero, y simplemente la tiraste a un lado —comienzo a quitarme la ropa y entro en el baño, ignorándolo cuando abro la ducha y entro. Mis puertas de la ducha se abren y le ruedo los ojos cansado. —¿Por qué, Kian? —me mira enojado mientras empiezo a aplicarme shampoo en el pelo. —¡Te lo dije! No quiero a una compañera débil. Ya tuve una y mira cómo terminó eso —enjuago el jabón y cierro el agua, empujándolo al pasar junto a él. Él es uno de mis mejores amigos y sabe cómo me siento acerca de mi primera compañera. —Con la cantidad de golpes que recibió y aún así está respirando, ¡nada en ella es débil! Y sin mencionar que ha sobrevivido allí afuera durante años —declara y me sigue hasta mi habitación. Secándome con una toalla, pienso en sus palabras. —¡Lo sé! Pero el hecho sigue ahí. Fue capturada con los renegados y no colaboró con Cannon cuando la interrogó. Por lo que sé, podría ser una de los enemigos —digo y me pongo ropa nueva. —¿Quién puede culparla después de que la ordenaste salir de este reino y lejos de su familia? ¡La dejaron sola antes de su primera transformación, por todos los diablos! ¿Quién no querría vengarse después de eso? ¡Ponte las pilas y sé un hombre, Kian! Es tu maldita compañera y le debes mucho —dice con enojo en su voz antes de salir de mi habitación y cerrar la puerta de un portazo. Suspiro y me siento en mi cama, pasando mi mano por mi rostro. Sé que lo que le hice no fue correcto, pero no quiero una nueva compañera y estoy mejor sin ella. Cuando estoy listo, sentado en mi habitación por un rato, no tengo apetito para comer y puedo olvidarme de dormir. No puedo relajarme, sabiendo que ella está aquí bajo mi techo y no tenemos idea de por qué estaba con los renegados. ¿Dónde ha estado todos estos años? Ninguno de nosotros encontró rastro alguno de ella. Ha estado desaparecida durante años y ahora aparece junto a nuestro enemigo. ¿Ella es una de ellos? Levántándome de mi cama, camino hacia mi puerta, simplemente voy hacia la cocina y me hago una taza de café. Entrando en la cocina, estoy solo y agradecido por ello, no quiero discutir con nadie más esta noche. Apoyado en el mostrador mientras espero a que el café esté listo, veo su cuerpo gravemente golpeado frente a mis ojos. Está más morada y negra de lo habitual, sus piernas están rotas y supongo que su espalda también. ¡No podría reconocer su rostro entre toda la hinchazón! Si no hubiera sentido su aroma, no hubiera sabido que era ella. Cuando mi café está listo, tomo mi taza y salgo de la cocina, simplemente voy a donde me llevan mis piernas y me encuentro de pie frente a su puerta de nuevo. Saboreando mi café, no puedo abrir la puerta y entrar. No sé cuánto tiempo llevo parado allí mirando la puerta cerrada cuando una enfermera la abre y me encuentra de pie allí. —¡Mi rey! Puedes entrar si quieres. Aún está inconsciente pero estable por el momento, voy a buscar más medicina para ella —dice la enfermera y me mantiene la puerta abierta, su aroma llega a mi nariz y no puedo resistir entrar a verla. La enfermera cierra la puerta y me quedo allí y miro a mi pequeña compañera acostada en la cama con varias máquinas conectadas a su cuerpo. Se ve tan pequeña y frágil en la cama. Mis pies comienzan a caminar a ella y no puedo evitar acercarme. Se ve mejor incluso si aún está hinchada y golpeada. Tomando su mano, aparto algo de pelo de su cara y lo coloco a un lado, la última vez que la vi estaba preciosa. Me pregunto si se verá igual una vez que desaparezca la hinchazón. Mi mano toca su mejilla y siento un hormigueo que sube por mi brazo, escucho un suave gemido de sus labios y supongo que ella también lo sintió. Sus ojos parpadean y doy un paso atrás, la voy a observar desde el costado y esperar a que despierte. Tengo muchas preguntas que ella deberá responder.
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