Preparación

1800 Words
Narra Lauren Resultó que mamá se acostó temprano con un dolor de cabeza terrible y como no se sentía bien, no me molesté en cocinar. Estaba hurgando en nuestro refrigerador en busca de algo para masticar cuando llegó la llamada de Madison. —¿Como te fue?—preguntó emocionada. Encontré un aguacate a medio comer y el talón sobrante de una barra de pan. Mi madre tendía a evitar las costras como si fueran a deshacer todos sus mejores esfuerzos antienvejecimiento, así que las llevé al mostrador y las puse en la tabla de cortar. Con las manos libres con mi airpod, los metí en la tostadora y comencé a untarles mantequilla. —Me pidieron que fuera a un estudio mañana para hacerme algunas fotos profesionales. —¿Fotos profesionales?—ella chilló —¿Eso significa que has sido aceptada? —Creo que sí—respondí con cautela. —¿Qué? ¿Sin un examen físico? —Lo mencionó brevemente, por lo que habrá uno más adelante. —Mmm… cierto—dijo pensativa, probablemente pensando en mí con mis piernas en un estribo. —¿Qué estás haciendo?— pregunté, mientras cortaba las pocas manchas marrones en el aguacate—.Preocuparme por ti y doblar mi ropa sucia de tres semanas. Realmente debería dejar de tirarlos a todos en la esquina de mi habitación. Se ven peor que cuando los saqué de la secadora. El recuerdo del desdén de mi amiga por el trabajo doméstico me hizo sonreír—.De todos modos— continuó—.Pregunté un poco más y parece que se realizará una subasta este fin de semana. Inhalé profundamente, sorprendida de lo rápido que se movía todo. —Es una vez al mes, ¿verdad? — pregunté en voz baja. —Sí. Tragué. —Llegué justo a tiempo entonces. —Aún puedes cambiar de opinión— suplicó—.No quiero que hagas esto. Molí pimienta negra en los aguacates en rodajas y llevé el plato a mi habitación. —¿Perder mi virginidad con un cerdo barrigón con un alma vacía es tan malo?—Pregunté, y por alguna razón ambas nos reímos a carcajadas por la imagen que acababa de dibujar. Me detuve de repente y me sequé las lágrimas que habían brotado de mis ojos. Siguió una pausa incómoda. —Simplemente siento que realmente no lo has pensado bien, y me preocupa que te arrepientas por el resto de tu vida. —Todavía tengo que escuchar acerca de alguien que se divirtió mucho en su primera vez—señalé. —Así que en realidad no debería importar—ella insistió: —Lo hace independientemente, porque siempre lo recordarás. —Entonces que así sea—dije— .También recordaré que me dio lo suficiente para saldar nuestras deudas más inmediatas y hacerle la vida un poco más fácil a mi mamá, al menos por un tiempo. Tal vez me dé suficiente tiempo para terminar mi educación y conseguir un trabajo adecuado. Eso no es tan malo, ¿verdad? —ella no dijo nada—.Deja de preocuparte—le dije—.Es sólo una cosa de una sola vez. Los mendigos no pueden elegir. Lo soportaré y seguiré con mi vida. Además, creo que he ido más allá de la idea infantil de mantener mi himen intacto para alguien especial. ¿A quien le importa? No es en absoluto importante en el gran esquema de las cosas. Hay niños muriendo de hambre en el mundo. —Sé que hay niños hambrientos, pero eso no significa que no puedas designarte ciertos valores y mantenerlos especiales. —Déjame decirte, Madison, lo único que sería más doloroso que ver a mi mamá ser humillada en su propia tienda sería saber que podría haber hecho algo para ayudarla y no lo hice porque pensé que mi virginidad era más valiosa que su bienestar. Ella me cuidó todos esos años.Y ahora es mi turno de hacer algo por ella. —Está bien—concedió —. Si ayuda, yo habría hecho lo mismo. —Gracias—dije, mi voz ahogada. —Recuerda nuestro lema. Esto también pasará. —Lo hará—sonreí—.Mi única esperanza es que valga la pena. Dijiste que debería obtener al menos treinta mil, ¿verdad? —Bueno, eso es lo que dijo mi amiga, pero si las cosas van mal, o el dinero no vale la pena, simplemente sal de ahí. Iré contigo de todos modos, así que me encargaré. —No creo que pueda salir tan fácilmente. El tipo que llamó se aseguró de preguntarme si estaría de acuerdo con firmar un contrato de confidencialidad. —Si no te dejan ir, llamaré a la policía o... algo. Suspiré. —No soy una ex reina de belleza. Incluso si voy por quince mil dolares lo aceptaré. Días después... Madison me acompañó al club, vestida toda de n***o en su papel de guardaespaldas. ¿Sus botas militares sensatas, su atuendo holgado y su rostro siniestro que prometía dañar a cualquiera que me maltratara? más allá de lo que pagarían? había sido exactamente el alivio cómico que necesitaba para que mis piernas funcionaran y salieran de casa. El club estaba tan bien escondido en una calle oscura de la ciudad que tuvimos que entrar en una lúgubre tienda de paraguas para preguntar la dirección que me habían dado. Una mujer oriental me sonrió dulcemente y dijo que en efecto ya estábamos en el club. Señaló una puerta negra que conducía a la parte de atrás, pero nos dijo que solo yo podía pasar al club. Madison inmediatamente me arrastró fuera de la tienda a la acera. —Realmente no me gustan estas cosas de capa y espada. ¿Son un club o una tienda de paraguas? Quiero decir, ¿por qué está escondido en la parte de atrás de una tienda de paraguas? Diablos, estoy empezando a pensar que hay algo muy sospechoso en todo esto. Ni siquiera sé si esto es legal. —Tiene que serlo si participan multimillonarios y celebridades— respondí razonablemente. —No me gustan las cosas secretas—resopló. —Estoy aquí ahora, y lo estoy haciendo, Madison —insistí obstinadamente. —Si no me envías un mensaje o me llamas en tres minutos para saber que todo está bien, llamaré a la policía—dijo furiosa, antes de girar su rostro hacia la cámara de vigilancia sobre nosotros y gritar:—Llamaré a la policía, si la lastiman. Estaré esperando aquí hasta que ella salga—Madison se volvió hacia mí—¡Y tampoco estoy bromeando! —Mira, no puedes esperar aquí durante horas. Solo vete a casa. Estaré bien, lo prometo. Te llamaré si algo parece fuera de lugar —le aseguré, luego volví adentro. La mujer oriental presionó un timbre y la puerta negra se abrió. Para mi sorpresa, la puerta se abrió a un espacio lujoso con una pintura de estilo renacentista en el techo que habría rivalizado con cualquier casa elegante de la zona. Las paredes estaban pintadas de azul cáscara de huevo y decoradas con intrincadas molduras blancas. El suelo estaba hecho de reluciente mármol cuadriculado. Me esperaba una mujer con un largo vestido n***o. Ella me sonrió y se dirigió a mí por mi nombre. Abrió una de las puertas de los casilleros pequeños y me pidió que dejara mi teléfono celular allí ya que no se permitía tomar fotografías. Rápidamente le envié un mensaje a Madison para decirle que todo estaba bien y puse mi teléfono. Cerró con llave y me dio la llave. Pude ver dos ascensores. Llamó a uno y entramos. Viajó suave y silenciosamente hacia abajo. Se abrió tres pisos más abajo. En silencio, me condujo por un pasillo brillantemente iluminado hasta una habitación que parecía una habitación de hotel estándar. —No se te permite deambular por el club por tu cuenta, así que por favor no salgas de esta habitación. Alguien vendrá en breve para prepararte para la subasta— instruyó antes de irse. Pensé que me iba a encerrar en la habitación, pero no lo hizo. Respiré un suspiro de alivio. Antes de que pudiera investigar adecuadamente mi entorno, hubo un suave golpe en la puerta. Entró una anciana. Su rostro estaba profundamente arrugado y me sorprendió pensar en una anciana trabajando en un lugar como este. Hizo un movimiento con las manos para indicarme que me desvistiera. —Está bien—dije torpemente y comencé a quitarme la ropa. Me detuve en mi sujetador y bragas. —Todo—dijo con impaciencia. Cuando estuve desnuda, me condujo a través de una puerta a una habitación de azulejos con una enorme bañera de madera de estilo japonés. Me sentó en un banco de madera y procedió a quitarme hasta el último vello de mi cuerpo frotando una mezcla pegajosa de color marrón sobre cada centímetro de mi piel. Incluso trabajó su mezcla alrededor de mi ano, lo cual fue vergonzoso por decir lo menos.Casi me muero del susto cuando empezó a verter agua helada que había sacado de la tina de madera sobre mi cabeza—.El agua fría es buena para ti—dijo. Me congelé y temblé al pensar en lo feliz que sería mi madre cuando resolviera todos nuestros problemas con el dinero que ganaba con este club. Para mi sorpresa, me acostumbré al frío muy rápidamente, y cuando me masajeó el cuerpo con aceite fragante caliente, me sentía muy relajada. Envuelta en una bata de toalla blanca, me llevaron de regreso a la habitación donde una maquilladora me esperaba con su bolsa de trucos. Me senté frente al espejo enmarcado con bombillas y ella hizo su magia. Me miré en el espejo en estado de shock. Me veía hermosa Casi hasta el punto en que no me reconocí. La maquilladora había peinado mi espeso cabello castaño con suaves ondas que caían en cascada hasta mis hombros y pintó mis labios de un rojo baya oscuro. Pero más que eso, era lo que ella le había hecho a mis ojos lo que era realmente sorprendente. Se veían enormes y el delineador de ojos marrón oscuro que había usado hizo brillar las motas doradas en mis ojos color avellana. Básicamente no vestía nada excepto el negligé transparente y una tanga negra que me habían dado para usar. Me arrepentí de haberme cortado el cabello hasta la cintura antes de empezar mi trabajo de mesera. Era demasiado corto para cubrir mis pezones. —¿Estás lista para unirte a las otras chicas detrás del escenario? — preguntó el maquillador. ¿Escenario? ¡Jesús! Respiré hondo y me aseguré una vez más que todo estaría bien. Yo podría hacer esto. No sería nada comparado con lo que le esperaba a mamá si no lo hacía.
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