[HANNA]
27 de noviembre, 2018
Los Ángeles, California
Entrar a un restaurante tomada de su brazo, provoca la misma reacción de parte de la gente. Las miradas de todos se centran en nosotros dos y aún nosotros seguimos sin entender, si es por la diferencia de edad que hay entre nosotros, la cual para mí no es tan notoria por lo bien que se ve mi prometido, o es que simplemente hacemos tan buena pareja que la gente no puede dejar de observarnos.
—¿Tiene reserva señor? —pregunta el host del restaurante cuando llegamos a la recepción del mismo.
—Por supuesto, la reserva está a nombre de Gaston Favre. — explica mi prometido con su exquisito acento francés que tanto me gusta.
El host busca la reserva en el ordenador y nos mira —¿Mesa para cuatro?— Cuestiona.
—Sí, las otras dos personas han de estar por llegar en cualquier instante. —comenta y el hombre que nos atiende sonríe.
—No se preocupe, lo llevaremos a su mesa cuando ellos lleguen. — le asegura y luego le da las indicaciones a otro empleado del lugar para que nos lleve a nuestra mesa.
Continuamos caminando por el restaurante y por supuesto que somos un poco el centro de atención del lugar y ahora comienzo a creer que es mi vestido o mi maquillaje algo dramático los que causan esto. —Gracias por acompañarme a esta reunión de negocios mi amor. —me dice bajito mi prometido y sonrió.
—Sabes perfectamente que este no es mi mundo, pero a ti te acompaño donde quieras. —le respondo con la mayor honestidad.
No estoy muy segura de porque Gastón ha pedido la mesa más alejadas de todas en este lugar, pero una vez que llegamos, aparta mi silla y me siento para que el luego se siente en la silla de al lado dejando así las dos sillas que están justo enfrente a nosotros libres para quienes nos acompañaran esta noche.
Cuelgo mi bolso en el respaldar de la silla, me acomodo mejor y como de costumbre, comienzo a ojear la carta de vinos. En los dos años que llevo de relación con Gastón, él me ha hecho apreciar ciertas cosas de la vida, como lo son un buen vino, un buen libro, el amor al arte, y viajar para conocer museos y sitios únicos de diferentes países. Supongo que los 23 años de diferencia que tenemos hacen que estar con él para mi sea sumamente interesante, a pesar de que a mis padres casi les dio un infarto cuando llegue con un hombre de 49 años a casa y lo presente como mi novio. Solo con recordar sus caras vuelvo a reír, pero afortunadamente con el tiempo han ido aceptándolo dándose cuenta que la edad es solo un número y ahora están sumamente felices de que nos vayamos a casar en diciembre del próximo año.
—Ma belle, ¿ya sabes que vino escogerás? — me pregunta apartando mi cabello atrás de mi hombro y acercándose a mis labios lentamente.
—Mmmm... sí me distraes así no. — respondo y termino de girar mi rostro para ser yo quien lo besa lentamente.
Dentro de las muchas cosas que amo de Gastón, son sus besos, son experimentados, sensuales y muy franceses cuando sus raíces le ganan.
Una falsa tos repentinamente nos interrumpe haciéndonos separar e intento arreglar mi maquillaje antes de voltear a ver a los invitados, pero mi prometido de inmediato se levanta de su silla —Cristian, discúlpanos y bienvenidos. — Dice Gastón —Laura, bienvenida. — dice y termino de acomodar mi cabello para voltear a verlos y al hacerlo no me creo que sea él.
La mirada de Cristian se clava en mi como preguntándose si soy yo o es que lo está imaginando y debo admitir que yo estoy igual que él. Sabía perfectamente que Gastón es uno de los empresarios más exitosos y que invertir en arte y en los artistas es de sus negocios favoritos, pero ¿Cuáles eran las posibilidades de que Cristian y yo coincidiéramos en algún sitio?
—Cristian, Laura, les presento a Hanna Mercier, mi prometida. — me presenta el y por supuesto que la mirada de ellos dos es igual a la que el resto de la gente nos da.
"¿Están juntos? ¿Se van a casar? Pero, si podría ser su padre."
Me pongo de pie, me acerco a Cristian y Laura, y les saludo como a unos extraños más. Aunque Cristian definitivamente no es un extraño en mi vida. Él ha significado mucho y ha sido quien me ha roto el corazón por primera vez y de una manera tal que me ha tomado mucho tiempo recuperarme.
—Un gusto Cristian. — digo de la manera más amable y luego lo saludo con dos besos para hacer lo mismo con Laura.
— ¿Nos sentamos y comenzamos a hablar de las próximas exposiciones? — propone Gastón y ahora todas las piezas encajan. Él es el artista en el cual invertirá una fortuna para llevar su exposición Latinoamérica, Estados Unidos y algunos países de Europa.
«Y yo que pensaba que las posibilidades de volver a vernos se reducían a la amistad que su padre y el mío tienen…parece que me equivoque, y como...»
Realmente no sé si estaba preparada para volver a encontrarme con mi pasado, mucho menos con esta parte de él.