Tres largos días esperando la llamada de los italianos al teléfono de la asistente. Nos costó un poco mantener la fachada puesto que todo tipo de personas llamaban, Rumina nos confirmaba quién era importante y quién no pero no era que pudiésemos confiarnos mucho de su palabra. -Vamos, tú puedes. Xariann, derecha- mamá estaba enloqueciendome pero agradecía su esfuerzo, aunque colmara mi paciencia. Tres días enseñándome a andar en tacones, pasarela y a seducir con la mirada, como le llamaba ella. Al menos sabía bailar y no era algo que debía aprender también, eso me hacía sentir menos una inútil. Yo no era la única en entrenamiento. Likia y Marcia también y al menos era divertido ver a la pesada Likia caerse sobre los tacones de plataforma. -¡Esto es ridículo!- se quejó a punto de aventa