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Luis Finalmente me libré de la regañina de mi madre, pero no pude alcanzar a Helen. Carlos llegó a mi lado y se agachó para recoger algo a mis pies. Lo sujetó entre los dedos y reconocí su anillo. O al menos, era parte de él. —Se le cayó esto. —Me lo entregó—. Supongo que querrás tenerlo. —¿Qué ha pasado? Mi madre me echó una buena bronca por estar arriba. ¿Qué le dijeron a Helen esas zorras? —Le dijeron que ibas a hacer un cuarteto con nosotros. —Parecía como si le costara trabajo seguir hablando. —¿Le explicaste que eso no era cierto? —¡No sabía qué decir! No quería que las gemelas se molestaran. —¿Dejaste que le metieran esa mierda en la cabeza? —Aunque estaba rabioso con él, comprendía que no le hubiera dicho la verdad. Las gemelas lo pusieron en un aprieto y no supo qué decir