Había una vez un reino a las afueras de las colinas, muy cerca del bosque encantado, este regia con armonía y justicia.
Este era el único reino que podría controlar a los dragones, los encargados de cuidar de estos se les llamaban guardias de dragón.
Todo se encontraba en orden, hasta que los carroñeros aparecieron, destruyendo todo a su paso, nadie sabía como habían entrado al reino, hasta ese fatídico día en el que usurparon el trono del rey.
Con la muerte del rey, el usurpador mando a matar a todos los dragones y a sus guardianes, con el rey y sus dragones muertos estos no tenían la fuerza necesaria para encararlo; así que los que no llegaron a asesinar públicamente en la plazuela del reino prefirieron quedarse en las sombras dejando como una historia ficticia a los guardias de dragón.