Inocencia Despojada 2 Amnesia

 > piensa el muchacho sentado en una de las sillas de espera en el aeropuerto, se dirigía a Francia, su vuelo de tercera clase tenía una escala en Madrid España por dos largas horas, disponía de dos opciones: quedarse sentado en aquella fría y aburrida sala de espera, o pasear un poco por los alrededores, contaba con tiempo suficiente para caminar y conocer una pequeña parte de aquella ciudad donde se encontraba, sin apartarse demasiado del aeropuerto Lo haré... caminaré un poco, quizás tome algunas fotografías como recuerdo>> se dice así mismo el castaño levantándose de su asiento en un claro intento por recuperar sus ánimos perdidos. Lo mejor que podía hacer era pensar en la razón por la cual se dirigía a ese país, en pocas horas gran parte de sus mejores pinturas se presentarían en un importante museo en Paris, donde pocos tenían si quiera la osadía de soñar en participar, él era de esos escasos afortunados, además el libro que publicó el año pasado consiguió una notoriedad tan elevada a lo largo de todo su país de origen, que la editorial se estaba encargando de traducirlo en tres idiomas, sin mencionar que el proceso de edición de la secuela iba bastante adelantado, quizás en un par de meses publicarían su nueva novela, su padre no podía estar más orgulloso de él, sin mencionar que, gracias a su creciente éxito, comenzaba a verse las ganancias monetarias de estas, con apenas 25 años.  Sam podía asegurar que era un chico exitoso con un futuro donde solo el cielo era el límite, ahora posiblemente terminaría asentándose en Paris, ya que una vez terminada su galería, estaba considerando aceptar varias ofertas, las cuales consistían en elaborar piezas que serían destinadas y distribuidas en los mejores lugares a lo largo y ancho de toda la ciudad de Paris, también ya era el momento de Sam para independizarse, aunque amaba a su padre, no podía vivir toda la vida con él, sin embargo cuando estuviese instalado, y contara con el dinero suficiente, le compraría un apartamento, para que de esta forma no estuviesen apartados demasiado tiempo, porque aunque quería valerse por sí mismo eso no significaba que pretendía alejarse para siempre o por un largo tiempo de su querido progenitor. Era otoño, y la brisa fría del invierno próximo golpeaba su rostro, el joven se encontraba sentado en un café al aire libre no muy lejos del aeropuerto, no podía evitar sentirse cabizbajo, aunque se dijera como una especie de mantra interno que todo marchaba en bien y que ya era momento de mejorar los ánimos no podía hacerlo, no lograba sentirse feliz, ni siquiera alegre — quizás ya debería entender de una vez por todas que el amor no fue creado para mí —musita en un hilo de voz tan bajo que solo él puso escucharlo. En la mesa de aquel café donde se encontraba sentado estaba un periódico, posiblemente de un cliente que lo dejó ahí una vez que terminó de leerlo, Sam muy curioso hojea las noticias sin entender demasiado, a fin de cuentas no tenía mucha diferencia, eran los mismos problemas que también azotaban a su país, las mismas situaciones, en primera plana un suceso de asesinato, en las siguientes paginas internas, temas sobre el desempleo, inseguridad, déficit del sistema médico, corrupción, entre otra pila de situaciones en su gran mayoría llenas de quejas pero sin tomar en cuenta soluciones viables,. Sam continua pasando las paginas sin mucho interés, hasta que encuentra un rostro familiar en uno de los encabezados, el entusiasmo del castaño mejora un poco al ver al protagonista de aquella noticia que estaba ubicada en la sección de espectáculos del periódico, había transcurrido tanto tiempo desde la primera vez que le conoció, en los cuales sus sentimientos estuvieron sobre una montaña rusa de emociones, llenos de altas y bajas, que parecían no tener fin, pero aun así, el mismo decidió montarse, el mismo sabía lo que implicaba, a tal punto que aún tenía la esperanza de que todo se solucionase, que su perennemente volátil y frágil relación resurgiera hermosa y galante de la cenizas como la mítica ave fénix, pero cada vez que el castaño se permitía soñar de esa forma, aparecía la realidad golpeándole directo a su rostro, quizás en un intento desesperado para que reaccionase de una vez por todas. Aunque quizás no todo estaba perdido, Sam continuaba viendo a ese hombre, la razón de su melancolía y pesares en aquella fotografía, mirando su hermosa sonrisa que a pesar de ser forzada quizás para posar frente a la cámara seguida siendo atractiva, rodeado de muchas personas... En esta ocasión las cosas fueron diferentes... su relación estaba en un punto donde no existía el retorno, sin embargo el joven, aún tenía la esperanza de que aquel hombre apareciera en el aeropuerto impidiéndole tomar el vuelo a Paris, que olvidaran todo y a todos fugándose a cualquier lugar recóndito del mundo, sin nadie que interviniese... toda una escena de película a la cual el castaño sin refutar hubiese aceptado, pero ya en esos momentos era muy tarde eso jamás sucedería...>> piensa riendo amargamente, mientras cierra el periódico viendo el reloj para no perder su vuelo de escala, ya el momento de película había terminado, se supone que el ser que amas te impide tomar el vuelo, pero él ya estaba en Madrid, incluso pensando en aquella tonta posibilidad, fue el último en montarse, pero al ver que nadie venia por él una vez que su padre se despidió de él decidió montarse dejando sus tontos sueños de una vez por todas. El castaño vuelve a ver la hora en su reloj mientras se amarra su bufanda con un par de nudos para que la fuerte brisa no se la fuera a llevar, aun le quedaba una hora, aprovechó ese tiempo para caminar un poco, tomando algunas fotos en el proceso, ya que si alguien le preguntaba podía mostrar las fotos de su pequeño paso por Madrid, Sam de vez en cuando observaba a todas las personas, para el muchacho todas parecían felices desde su punto de vista, principalmente aquellas parejas que pasaban cerca de su distancia, no pudo evitar sentir envidia, ya que estas al parecer le quería restregar en su cara, con sus pequeños mimos, tomadas de mano junto con besos cariñosos, lo solo y triste que se encontraba. — ¡Sam espera! — escucha el chico que alguien le llama de repente, este se voltea para ver de dónde provenían esos gritos, posiblemente era una coincidencia. Su nombre era común, aun así quiso buscar el rostro de aquella voz lejana, sintiendo como poco a poco su corazón comenzaba a acelerarse por la ansiedad que albergaba, al poco tiempo abrió sus ojos como platos cuando pudo reconocer el rostro de aquella voz que en la lejanía no reconoció al acto.