Al tener como último lugar para buscar el espacio debajo de la cama, dos de estos hombres toman la base de la misma y la levantaron, dejando visibles a las dos mujeres ocultas ahí. Ana no abrió los ojos, solo siguió orando con ferviente devoción por un milagro. En eso, se escucharon unos pasos apurados, unas voces amenazando a los delincuentes que acababan de hallar a Ana y su anciana amiga, y el ruido de las armas de corto alcance abriendo fuego. Ichiro Furukawa y sus hombres junto con Tenshin Aino, el jefe de la estación de policías donde Ana llevara al bebé que encontró escondido entre maceteros en el frontis de un edificio de viviendas, y su equipo policial llegaron oportunamente y detuvieron a los hombres del líder yakuza de apellido Ito antes de que se lleven a esas asustadas mujeres
