Dios, jamás sé qué siento cuando beso a este chico. Es que es como si besara a... alguien normal. No siento nada. Y me siento bien culpable por eso. Me despego de su labios lentamente mientras lo miro a los ojos, algo cohibida y avergonzada. La mayoría de los ojos estaban en nosotros. Hubieron algunos silbidos por parte de algunos conocidos de Rodrigo pero nada más. Noto a James viéndonos, apretaba su brazo a su bebida, hasta que esta se escurrió por su brazo. La Cacatúa lo miraba a él.
—Pru... —susurró Rodrigo. Tenía una cara de... póker bien rara.
—Hola, Rodrigo —sonreí.
Piper se tomó de una un vaso con licor para poder digerir esto. Es que ni yo entendía, ni ella entendía, y menos Rodrigo.
—Quiero más de estos saludos —sonrió. Y estaba como algo tomado.
—¿Estás... tomado? —inquier
