When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Mi boca se abrió en asombro, Evans era fuerte, iba al gimnasio mínimo tres veces por semana, y le gustaba ir a correr todas las mañanas antes de ir al trabajo, pero no sabía que su alcance llegara a tanto. ¡Había noqueado a un tipo enorme! Una vez el tipo estaba tirado en el suelo, sus dos amigos fueron hacia él para ayudarlo. La gente comenzó a disiparse una vez que el show terminó, por lo que aproveché para acercarme a mi jefe, quien tenía un corte en su labio inferior que sangraba. También le habían dado un buen golpe allí. —Hijo de perra —murmuró para sí mismo, aun enojado. —¿Acaso está loco? —pregunté, aprovechando que estaba borracho. Sobrio nunca le hubiese podido decir aquello, no si no quería una carta de despido en mi escritorio. —Vamos, tenemos que llevarlo a ca