—¡Debe haber una manera de saber qué es lo que pasó!— exclama Gabriel.— No puede simplemente no reconocer a un guardián.
—Ya ves que sí hermano, no reconoce a Kaiael. — afirma Miguel.
—Entonces, ¿Qué es lo que hace que el Abismo reconozca a su legítimo guardián?— pregunta Hansiel.
Los Arcángeles se mantienen en silencio, llevan desde que Kaia volvió a la vida intentando descubrir la manera de entrar en el Santuario del perdón, pero ni al mismo Príncipe parece querer abrirse.
Una medida de seguridad pero, ¿Cómo atravesarla? ¿Qué se necesita?
Ni siquiera los Serafines han podido encontrar una respuesta a tales preguntas.
—El Corazón de Zhar— susurra Miguel abriendo los ojos de par en par.
—¿Qué cosa?— pregunta Gabriel.
—La llave del Abismo era El corazón de Zhar, se suponía que estab
