Conduje de vuelta hasta la casa y me encontré con los niños bastante ansiosos por saber de su hermano mientras Serena gritaba cuando debían masticar y cuando no.
—Danielle, me dio permiso de mandar —Dijo mi hija.
—Una de las mejores cardiólogas de Mainvillage vino a atender a su hermano, estará bien.
—Mami, estoy ayudando.
—Pues ven a ayudarme a mí —Le dije y se dejó cargar.
La llevé hasta su habitación y le pedí que arreglara todas sus cosas, que las metiera en una maleta y que hiciera lo mismo con las de su hermana.
—¿Ya no veremos a Adam?
—Él irá a visitarles y ustedes a él.
—A mí no me ha llevado de compras ni al cine —Dijo Ada quién estaba detrás de mí.
—Le diré e irán cuando vuelva a la cuidad.
—Mami, yo... creo... que Adam es tu príncipe.
—Yo también, pero tiene muchas princesas —Las dos comentaron lo confundida que estaba como si no pudieses en la misma habitación que ellas, por un minuto me planteé perdonarle, intentar tomarle de la mano y seguir adelante, pero...
¿Cómo le agarraba la mano sin que volviera a soltarla?
Goma permanente.
Un candado.
Una cadena.
Una operación.
Lo más fácil era creer que nuestro tiempo había a terminado, soy una esposa más en la lista, una chica que cautivó su corazón.
Tomé mis cosas y las de mis hijas, miré la habitación que había compartido con mi esposo y le escribí una nota.
Bajé las escaleras y Serena tenía la cámara de su abuela para tomar fotos a todo el lugar.
—¿Dónde está Allan?
—¿Qué necesitas cariño?
—Necesito que consigas un vuelo para mí y las niñas, hazte cargo de los chicos y diles que me tuve que ir antes por un viaje de negocios, las chicas y yo, iremos a ver a Patrick y nos vamos.
Le pedí a mi madre que me acompañara. A visitar a mi hijo las cuatros nos dirigimos en el auto, mis hijas iban mirando por la ventana y Jade no paraba de mirarme con seriedad, mujer se sentó a mi lado mientras el chofer nos llevaba al hospital.
—Jane, tuve la oportunidad de elegir "por mi hija", ambos eran padres amorosos y ambos eran amores diferentes e hice infeliz a mi hija, a dos hombres y a la más importante... a mí. Me sentía tan miserable, ¿en qué estaba pensando?, odiaba que me preguntaras eso, no sabía nunca qué pensar, no sabía si estaba más mal lo que quería hacer, Jane, que lo que hacía. Hija, eres más fuerte que una infidelidad, que un abandono. Sabes, ¿por qué? Por qué Adam te ama, no toma decisiones que le favorezcan pero fue a mi casa durante los meses que estuviste desaparecida a gritarme, llorar, rogar por un poco de información. Ese es el mismo hombre que llamó a su padre suplicándole que volviera a la cuidad por ti, porque te estaban acribillando, Adam te ama Jane y eres la persona más noble que conozco, alguien merece una oportunidad.
—Me estás diciendo que él merece una oportunidad.
—No, te digo que Derek hizo cosas terribles y le hubiese dado un voto si él te hubiese amado, pero, él solo gustaba de ti.
—¡Llegamos! —Anunció Serena.
Jane tomó la mano de su pequeña y las cuatro caminaron en dirección a la sala en la que se habían encontrado Adam y sus esposas, cuando se acercaban Jane miró a su esposo besuqueándose con Adriana, la joven miró a su madre y negó con la cabeza, le preguntó a la recepcionista si sabía algo con respecto a su hijo, la mujer le indicó cual era la habitación y las cuatro se dirigieron hacia el elevador.
En el momento en el cuál Serena miró a su pare, la pequeña corrió en dirección hacia Adam, Jane miró a su esposo a los ojos mientras cargaba a Serena.
—Mi mamá ya se quiere ir, pero yo no quiero dejarte solito, ¿Vienes con nosotras?
—Tu mamá y yo tenemos que hablar —Aseveró.
—Pequeñas despídanse, nos vamos.
—Jane...
—Adam, no más. No dejaré que mis hijas crezcan en esta mentira, en medio de un padre irresponsable y completamente enredado, no más. No sabemos qué es esto, si realmente somos una pareja o no, jugamos a ser esposos pero sabes qué, nos casamos, hicimos votos, juramos, esperábamos, pero, a pesar de hacerlo bien, hemos salido corriendo—La mujer tomó de las manos a sus hijas y volvió a acercarse al elevador, cuando llegaron al cuarto piso Adam estaba esperándole afuera y poco después se les unió Adriana.
—Yo sí amo a mis hijas, no voy amontar un escándalo frente a ellas. Te amo a ti, y a ellas, a nuestra familia, por eso volví Jane y no voy a parar de luchar solo porque una desubicada se interponga entre nosotras—Dijo y se metió a la habitación con las niñas.
Las pequeñas se abrieron campo entre sus hermanos para abrazar al más enfermo de los Luthor. Patrick sonrió al verles a todos dentro aprisionándolo.
—Daniela, bájate de esa cama —Ordenó Jane y la mujer rodó sus ojos antes de bajarse de la cama, Jane puso su bolsa en el suelo y se acostó donde había estado la mujer, le dio un beso en la mejilla a su hijo y le inspeccionó. —Chicas necesito hablar con los chicos, ¿nos esperan afuera?
Todas se despidieron excepto Serena.
—Chicas...
—Pero yo quiero saber.
—Ya te conté. —Dijo y le guiñó un ojo.
—Bien iré a regañar a Adam, por arruinar mis vacaciones, por molestarte y por esa mujer loca.
La pequeña salir y Jane se acomodó para que todos pudiesen verle.
—Bien... saben qué Adam está en este problema y... no sé qué hacer, así que he decidido irme a la cuidad, buscar una casa para todos como siempre e intentar ser felices en realidad...
—Jane, no puedes irte. Es exactamente lo que quiere Adriana, dividirnos y destruir a Adam. No puedes dejarme a mí, sabes que cocinarán ellos para mí, ese no es el ejemplo que las niñas o nosotros necesitamos. Eres nuestra mamá, deja de estar molesta con Adam y demuéstrales quién manda.
—Patrick, tus papás se estaban besando en el lobby, ellos mandan.
—Los besos son el truco más viejo, ¿Cómo crees que logró Patrick que Adrian dejara a la tarántula?
Jane recordó todo el drama en su casa, Adrian casualmente fue a la fiesta en la cual estaba su novia su hermano, cuando entró les vio bailar más que pegados y cuando se iba a acercar ella le besó a él, Patrick le siguió el beso y dijo que estaba muy borracho y no sabía lo que hacía... todos sabemos a quién botaron y a quién perdonaron, poco después el herido Adrian comenzó a salir con Sunny la ex camarera en el restaurante de Jane y ahora su mano derecha en la empresa.
—Jane, la única que se tiene que ir es mi mamá —dijo Adrian.
—Hay un montón de cosas entre ellos, no es lo mismo Kendra o Regina que Adriana.
Jane.
Me quedé en silencio esperando que alguno de los chicos dijera algo y me tomé la molestia de analizar lo que estaba pasando y preguntarme en qué momento había dejado que ese grupo de niños analizara y resolviera mis problemas, vi a Adam entrar con mis dos hijas cargadas.
—¡Mamá! —Gritó Serena. —Ada y yo nos quedamos con Adam.
—Serena, ustedes van a donde a mí me dé la gana—Respondí. —Y tú deja de estar haciéndoles ojitos a mis hijas.
—Nuestra hijas y no hay ninguna mujer que pueda competir contra ti...
—Ahora viene tu discurso de que lo has cagado.
—Sí, nos casamos en un mal momento.
—¿Sabías lo de tu esposa desde entonces?
—Dani creyó haberle visto así que le pagué un viaje para que investigara, me dijo que estaba en una cuidad fui y les dio varicela, luego Daniell desapareció y después apareció para mi cumpleaños porque Adriana le estaba amenazando con reaparecer y destruir todo lo que tú y yo teníamos además de sacar algunos trapos sucios de Daniell nos quedamos en la casa y en la cama y luego tú y tu ataque de celos empeoraron las cosas y te fuiste...
—¿Luego enfermaste y las dos te cuidaron? —Pregunté sarcástica.
—No, envié cartas a Daniell para que les diera a ustedes y cuando me sentí mejor intenté negociar con Adriana pero se ha vuelto más imposible.
—¿Qué es lo que quiere? —preguntó Patrick.
—La historia de la esposa Luthor alejada de sus hijos por un problema cardiaco.
—Yo lo único que necesito entender es a quién enterramos.
—Pregúntale a tu mamá —Respondió Adam a su hijo y todos quedamos en silencio. —Bien Jane, ya perdóname.
—Te perdono pero no me besarás ni dormirás conmigo por cerdo.
—Tienen que salir —Dijo la novia de Patrick.
—No puedes sacarme —Dije.
—Sí, sí puedo, afuera Jane —Crucé mi puerta sobre el cuerpo de Patrick y le abracé. —No.
—Jane, me estripas.
—Bien cariño, ¿sopa de mariscos o sopa de pollo?
—Mariscos —Dijo Serena.
—Solo tu hermano tomará sopa, tú y yo no somos amigas.
—Por eso es mejor Adam.
—Serena sigues castigada. Te dejaré sopas e iré a la cuidad.
—Jane...
—Necesitamos una casa. Que no sea de tus ex... e iremos a terapia Adam, porque esto está rayando lo anormal —Me puse en pie y besé las mejillas de todos los chicos y por último la de Patrick. —¿Quién es el bebé consentido de mamá, quién?
—¿Jane, quién es tu favorito?
—Todos solo que Patrick me quiere antes de que ustedes me quisieran entonces le cuido un poco más... pero Karl es mi novelista favorito, Drake es mi hijo peliculero, Adrian y sus tips de amor...—Todos rieron. —Kyle y su constante negación amorosa. Zack y sus travesuras y Patrick que es como mi cómplice.
—¿Y yo?
—Tú eres mi princesita y tu hermana mi dragón.
—Oye, los dragones echan fuego.
—Sí y tu me haces echar fuego—Dije y le di un beso. —bien, me voy consentidos.
—¿No te has despedido de mí?
—Adam no me presiones tu suerte.
—Creo que debo hablar con mis hijos —Dijo Adriana y les hice una seña a todos para que salieran.
Salí con dirección a la casa y mi madre me acompañó, ahí me encontré a Daniell y Derek en una situación algo engorrosa, mi ex y la ex de mi esposo comiéndose a besos... no creo que a Adriana o la señora Betancurt quieran esa unión pero ambos son adultos, las niñas pasaron por su lado y les molestaron.
—Han profanado la cocina de esta casa... muy mal —Dije y seguí a las niñas.
—Jane... yo.
—Daniell te prefiero sobre Dereck que sobre Adam.
Entré a la cocina y saqué los mariscos para la sopa de Serena y Patrick, además observé como Dereck preparaba sus tacos misteriosos, los llamaba así porque metió las tortillas al horno antes de freírlas, cuando los chicos llegaron comprobé que era buenos tacos porque todos comieron como si fuese el fin del mundo.
Adam me sirvió una copa de vino y se sirvió una para él.
—A que no sabes quienes andan.
—Daniel y Derek —Respondió. —Eso es cosa de toda la vida solo que no pasan de sexo.
—¿Por qué?
—Daniel no reconoce que es una asalta cunas ¿Cómo crees que lo lleven los gemelos?
—No muy bien, no soportan a Der. Me voy en la tarde.
—Podrías esperar e ir conmigo, así elegiríamos algo estupendo juntos.
—No.
—Quiero hacerte ese regalo te lo debo.
—Hexagonal, gigante, apartado, fresco... pero será cuadrado porque necesitamos tener a nuestros hijos en un lugar.
Por alguna razón mi esposo me dio un fuerte abrazo y besó mi mejilla, dejé la copa de vino sobre la mesa, le abracé de vuelta, poco después los niños se envolvieron en nuestro abrazo, saben que odio estar estrujada, Serena y Ada lograron llegar hasta el medio y abrazarme, quizá podríamos intentar ser una familia feliz y lograrlo.
Estos momentos valían todo el sufrimiento que estaba viviendo... no lo sabría hasta que acabara.