Después de tanto trabajo, al fin pude sentarme tranquilamente a tomar una taza de café. Tomé mi celular y vi que tenía un mensaje de Pablo.
—Hola Laura, ¿Cómo estás? ¿Cómo la pasaste ayer?
—Hola Pablo, estoy bien. ¿Y tú? Todo fue de maravilla, gracias por preguntar.
—Me alegra que haya sido así. Espero no haber causado un problema con tu esposo.
—Para nada, tranquilo. Él no es celoso.
—Por cierto, mi hermano Liam ha vuelto a la ciudad y estará trabajando en el hospital principal.
—Me alegro mucho por él. Salúdamelo. Podemos decir que ya es un oncólogo.
—Quiero hacerle una pequeña fiesta para que se sienta bien. Hablé con tu hermana y Lourdes; ellas me están ayudando en mi departamento. Me gustaría que nos acompañes. Será hoy a las 8.
—Claro que sí, ahí estaré.
—¿Puedo pasar por ti
