[DANE] Su mano está entrelazada con la mía mientras que avanzamos por el lobby de este hotel y las miradas de todos los empleados del hotel se enfocan en nosotros sin tregua ni disimulo haciéndome poner más nervioso de lo que ya estaba —no les prestes atención— dice bajito y aprieta mi mano para que continuemos caminando con más calma. No hacemos más que cruzar el arco que comunica al pasillo donde se encuentran todos los salones para fiestas y conferencias y donde han cambiado el lugar de la reunión, y respiro más aliviado —Dane— sentencia y hace que nos detengamos. —¿Qué? — pregunto en un susurro y ella sujeta mi rostro de esa manera que tiene de hacerlo llena de seguridad. —Haz de cuenta que no hay nadie más, que no nos miran, que no están pendientes a que hacemos y que solo estamos