—Tal como sabéis —recitó— mi mujer fue asesinada anoche. Dejó una pausa para darle más efecto. —No parece muy bonito, decirlo con simples palabras, pero el hecho en si no lo fue. Fue el trabajo de un loco, o quizás de varios. Y esta noche nos enfrentamos con los restos que este nos ha dejado. —Desconozco cuantos de vosotros conocíais a Stella. Estoy seguro que los que sí, consideraron su amistad con ella como una de las mejores cosas de sus vidas. Lo se. Estuvimos casados durante casi quince años, y cada día fue el mejor de nuestras vidas. La sonrisa de Stella era para mi como la luz del sol, y siempre estaba tan bonita como el día en el que me casé con ella. Amaba mucho a los niños, y fue nuestra gran mala fortuna el no poder tenerlos. Y ahora nunca podrá. Dio una pausa y contempló pl