CAPÍTULO 6 Era casi las once y media cuando Maschen y Polaski llegaron a San Marcos, y el estómago del sheriff se estaba quejando en voz baja porqué quería ser alimentado. Ambos hombres dentro del coche pretendían no escuchar dichos ruidos. Habían viajado desde el Cañón Totido intercambiando tan sólo un par de palabras entre ellos. Creo que no tenemos mucho en común, pensó Maschen. Esta es una situación incómoda para conversar. Cuando llegaron a la oficina del Sheriff, Maschen tomó el camino de las estrechas escaleras hacia su despacho en el segundo piso. —¿Ha pasado algo mientras estaba fuera, Carroll? —preguntó a su secretaria. —No —dijo moviendo su cabeza— he terminado con todos los informes y les dije a ellos que esperaran abajo si querían, pues me tomaría tiempo terminarlos. Ella