Capítulo 16. Llegué a la cama con el corazón en la boca, mis piernas temblaban y, aunque la respiración fuera algo natural, a mí se me había olvidado cómo hacerlo y el aire me estaba faltando. — ¿Te has hecho daño? Te dije que era mala idea que te levantaras de la cama, como el doctor vea que te has soltado un punto no me dejará entrar nunca más a la habitación. — No me pasó nada, tranquilo. — Dylan cruzó sus brazos. — Entraste del balcón pálida, casi que corrías cuando sabes que estando recién operada lo único que debes hacer es estar quieta. La verdad es que el medicamento para el dolor que me habían dado hace pocos minutos era lo bastante fuerte como para soportar el que la herida se haya abierto, no lo ha hecho pero es un decir solamente. Pero, para hacer callar a Dylan solté