El rostro de Anna se puso pálido al escuchar su propia voz en el teléfono de Ivy, y su cuerpo tembló.
Ivy sonrió.
—Anna, si saco estas cosas, la empresa investigará a fondo todos los proyectos que manejas —arqueó una ceja —, no tienes ningún apoyo en este círculo. Entonces, ¿estás realmente dispuesta a renunciar a tu carrera por los Ferrioli? —preguntó.
Ivy no permitirá que Anna la arrastre con sus acciones inútiles y su codicia por ocupar el puesto de Ivy.
En el rostro de Anna, pudo ver un destello de pánico en sus ojos.
Luego, Anna abrió la boca y habló con respeto.
—Ivy - quiero decir, señorita...
—Señorita Ivy está bien, Gomez —respondió Ivy.
Anna tragó con miedo. La tranquilidad en la voz y las acciones de Ivy es aterradora.
—S-S señorita Ivy... fui tan imprudente. El
