Irithel estaba de pie mirando el horizonte. Sé imaginaba lo que su prometido estaría haciendo. Apenas habían pasado dos noches desde que se había enterado de que Calisto había partido de Medraz a una aventura. Los informantes le habían dicho a su padre que el Rey Karlf había mandado a apresar al príncipe acusándole de intento de regicidio y fraticidio. Pero que al fin se había demostrado la inocencia de éste. Irithel imaginaba vagamente a un joven apuesto de cabello oscuro, alto y muy atractivo. Eso le había dicho Edithe. Se preguntaba si estaría bien. Le preocupaba mucho que algo malo pudiese ocurrirle y éste muriese antes de poder conocerle. Se llevó la mano al corazón y dijo. .- Que Dios te guarde y te traiga a mi. Que aleje de ti todo peligro para que puedas venir a rescatarme Cali