CAPÍTULO CINCO Sofía notaba que la determinación ardía en su interior cuando puso rumbo hacia el otro lado de Ashton, en dirección a la zona amurallada donde yacía el palacio. Iba a toda prisa por las calles, esquivando caballos y, de vez en cuando, saltando a la parte de atrás de los carros cuando parecía que iban en la dirección correcta. Incluso así, le llevó tiempo cruzar aquella expansión, moviéndose a través de las Vueltas, el Barrio Comerciante, la Colina Enredada y los otros distritos uno a uno. Eran tas extraños y estaban tan llenos de vida tras su tiempo en la Casa de los Abandonados, que Sofía deseaba tener más tiempo para explorarlos. Se quedó mirando un gran teatro circular desde fuera, deseando que hubiera el tiempo suficiente para entrar. Pero no lo había, porque si esta